Montados en una pequeña embarcación que hemos cogido en Philae, nos dirigimos hasta una de las riberas del río Nilo en la que al desembarcar nos espera este amable pueblo. Al desembarcar, junto a unas pequeñas tiendas que sirven para descansar y protegerse del sol, podemos ver a una gran cantidad de camellos. El guía nos deja bien claro, que montar en camello no es obligatorio, y quien no quiera montar en ellos, la embarcación les acercara al poblado igualmente. Todos decidimos montarnos y poder contar con otra experiencia más, el haber montado en camello por el Desierto del Sáhara....
Vamos montados en fila con los guías nubios a nuestro lado, resultando un paseo de lo más agradable, a pesar el inmenso calor que hace en esa hora del día. Vemos como nos vamos acercando al poblado y observamos el gran colorido que tienen las viviendas que lo forman. Al llegar y bajar de los camellos nos metemos en una gran casa en donde nos ofrecen un refrescante té y un poco de comida tradicional para reponernos del viaje realizado durante el camino. En la gran casa hay una pequeña fosa, donde podemos observar que dentro de ella hay pequeñas crías de cocodrilo que tienen en cautividad, además de manera gratuita unas mujeres se ofrecen muy amablemente a hacernos a quien quiera un Tatuaje en Henna (este Tatuaje al ser de esta sustancia, con el paso del tiempo ira desapareciendo), yo decido hacerme uno de un escorpión en la muñeca y en parte de la mano. Los nubios se distinguen muy fácilmente del resto de los egipcios por el color de su piel que es muy oscura y una mirada profunda. Son un pueblo tranquilo que vive principalmente de la artesanía que hacen a mano y también del turismo. Nos muestran muy amablemente su poblado y sus tradiciones, al mismo tiempo que lo vamos recorriendo andando por sus calles. Vamos recorriendo los puestos de un mercado que tienen al aire libre, mientras las mujeres nos muestran sus telas, pinturas, collares y todo tipo de artesanía en general. Nos permiten adentrarnos en algunas casas, seguidos de una marea de niños que han seguido nuestros pasos, desde el primer momento que llegamos al poblado. Mientras nos acompañan no dejan de mostrarnos una enorme sonrisa ya que nuestra visita para ellos resultado todo un acontecimiento. Llegamos a una casa con un gran patio, en donde vemos como se encuentran varios cocodrilos adultos de gran tamaño. Su cuidador nos muestras estos terribles y magníficos animales, a la vez que nos va contando la historia de como su pueblo eran gran conocedor de estos animales, pero debido a la construcción de presa de Asuán, los cocodrilos ya no surcan las aguas del río Nilo y por eso en la actualidad apenas queda gente como él.
Parecía que ya lo habíamos visto todo, pero todavía nos queda la gran sorpresa final. Vamos acercándonos a una escuela dentro del poblado, que podemos visitar, y en donde nos sentamos en una clase como si fuéramos parte de sus alumnos. Un simpático maestro nos va dando una pequeña clase (números y palabras simples), manda salir a algunos a la pizarra y como no te hayas aprendido la lección, a modo de broma o juego, te da unos pequeños golpecitos con una pequeña vara de madera, todo esto hace que los niños y nosotros no paremos de reír, para luego volver a ocupar nuestro sitio en los pupitres de la clase. Lamentablemente el tiempo va pasando y nos tenemos que despedir porque tenemos que seguir nuestra ruta, pero prácticamente todo el poblado nos acompaña al pequeño embarcadero con los niños aún pegados a nosotros y sin para de jugar y de reír con ellos. Allí nos espera nuestra embarcación para llevarnos a nuestro siguiente destino. Tras dejar atrás el poblado a todos nos embarga la sensación de haber vivido una gran experiencia, así pues desde el artículo de este blog, recomiendo a todas las personas que viajen a Egipto, que visiten un "Poblado Nubio".
* Para la elaboración y desarrollo de este artículo se han tenido en cuenta los datos obtenidos a través de la wikipedia y de las propias experiencias vividas durante el viaje. (Fotografías e ilustraciones originarias de Pedro García Barbudo).
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